Todo Montecito sin importar credo religioso admira la capillita católica, ya que en sus instalaciones se han llevado no sólo actos religiosos, si no también culturales en su anfiteatro.
La mayoría sabemos parte de la historia de la construcción de la capilla actual, pero en realidad el llegar a esta etapa tiene más de 60 años y le antecedieron dos capillas antes de la actual.
La historia empieza cerca de 1960 con Don Luis Miranda Hernández quien fuera padre de Belisario, Carlos Luis, Rafael, Doña Mary y varios hijos más.
Don Luis había sido uno de las personas que más lucho junto a otros en la construcción de la Escuela El Montecito y luego de que se logró la escuelita, sigue con la idea de la capilla, es así que busca al padre Rafael Arguedas Cura párroco de San Rafael y le cuenta su deseo, de que Montecito cuente con una capilla para oficios religiosos, al padre le suena la idea y como ya había en el cantón de San Rafael dos templos en honor a dos Arcángeles (San Rafael y San Miguel) deciden que será la capilla de San Gabriel del Norte, que era el nombre original, incluso pude ver que el sello que se le ponía a los talonarios para hacer rifas traían ese nombre.
Ahora bien, el párroco estaba de acuerdo, pero faltaba el terreno y Don Luis busca a Don Juvenal Hernández dueño de la finca La Victoria padre de Don Adrián, Don German, Doña Isabel y otros hijos y Don Juvenal da su palabra de donar el terreno.
Contando con el terreno y visto bueno del cura, Don Luis inicia actividades y esfuerzos para recaudar fondos y materiales, es así que en un cuaderno hace anotaciones de las donaciones que ofrecen las diferentes personas, sus hijos quiebran piedra de ese tajo que está cerca de la finca La Motilonia, donde la gente se sienta a contemplar el atardecer y la traen al terreno donado por Don Juvenal, todo marcha con entusiasmo, pero de pronto el destino juega una muy mala pasada y el creador se lleva a Don Juvenal al tiempo a Don Luis y luego al padre Arguedas, con los tres pioneros fallecidos, la idea, el entusiasmo se va perdiendo y la idea se duerme varios años en las mentes de los lugareños.
Colaboración de Abel Chavarría S
Esta fotografía corresponde a la segunda capilla.
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