Estas montañas del Braulio Carillo, aunque son muy utilizadas por
buscadores de palmitos y amigos del montañismo y senderismo tienen sus
peligros y es común el extravío de personas, casi siempre logran salir por sí
solos o son encontrados por vaquianos o Cruz Roja
Sin embargo, en 1968 se extraviaron tres personas de las cuales solo uno
salió después de varios días de estar perdidos en las montañas del Braulio
Carrillo.
Se trató de dos primos, de profesión fotógrafos de apellido Gallardo y un
vaquiano que los acompañaba el cual fue el único que salió.
Contaban algunas personas de aquellos años que los fotógrafos
ingresaron por Sarapiquí rumbo a las faldas del Cacho Negro y Barva con
el fin de hacer algún documental.
Y que al parecer se extraviaron en las cercanías del Cacho Negro, que contó
el vaquiano los dejó en un lugar seguro para salir a buscar ayuda, ya que
uno estaba golpeado.
Yo de niño escuché que esa zona era muy peligrosa, porque hay muchos
huecos, ya que es terreno volcánico y también nacen ríos ,luego de joven lo
comprobé al andar por el Bajo Lajas que está cercano al Cacho Negro, es
muy peligroso caminar por ahí y caer a un hueco.
El vaquiano que ingresó con ellos logró salir cerca del sector donde está el
llamado “bus místico” en el Alto Los Robles llegó a una finca donde la
familia que trabajaba lo asistió.
Luego al parecer las patrullas de Cruz Roja lograron llegar a donde decía el
vaquiano que los había dejado, pero no estaban ni tampoco el equipo que
llevaban. Por varios días la Cruz Roja siguió buscando, pero no halló rastro.
La familia ofreció recompensa y muchos vaquianos estuvieron buscando
por varios días, y nada.
Ya han pasado más de 50 años y ningún caminante de montaña o guarda
forestal ha encontrado pista como huesos, equipo, armas ni nada.
Yo escuchaba múltiples teorías de que pudo suceder como: Habían caído a
un hueco, se los llevó la corriente de un río, los mataron para robar equipo,
o que encontraron oro u otra joya y salieron por otro lado.
La verdad que fue de ellos, es todo un misterio que solo lo profundo de la
selva del Braulio Carrillo lo sabe.
Colaboración:
Abel Chavarria S.
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